La inflación en Argentina ha estado en un proceso sostenido de desaceleración, pero este parece haber encontrado límites preocupantes. Si las proyecciones de los analistas se cumplen y el índice se mantiene en torno al 2,5% en marzo, será el sexto mes consecutivo con cifras estancadas. Este estancamiento no solo profundiza el golpe en el tipo de cambio, sino que también amenaza el principal logro del gobierno de Javier Milei, el cual busca mostrar un control inflacionario antes de las elecciones parlamentarias de octubre. Según Fernando Baer, economista de Quantum Finanzas, factores como el aumento gradual en la demanda de dinero y un mercado cambiario incierto están dificultando la caída de la inflación.
Desde la devaluación inicial del peso argentino, el gobierno implementó un esquema controlado de depreciación del 2% mensual, con la intención de estabilizar precios y contener la inflación. Sin embargo, la llegada de minidevaluaciones renovadas y la intervención del Banco Central en el mercado paralelo han empezado a sucumbir ante un entorno inflacionario resistente, aún con reducciones en el ritmo de devaluación y controles en tarifas de servicios públicos. En las últimas semanas, el aumento notable de los precios de alimentos ha obligado a las consultoras a ajustar al alza sus proyecciones, reflejando una situación económica preocupante.
Milei ha buscado un control en la inflación priorizando las minidevaluaciones moderadas y la regulación de tarifas. Sin embargo, este enfoque ha mostrado resultados limitados. El reciente aumento en precios de alimentos, con un incremento del 2,4% en solo una semana, demuestra que la inflación persiste a niveles preocupantes, lo que podría traducirse en un mayor atraso cambiario. Si la inflación se mantiene por encima del 2%, las crisis económicas podrían intensificarse, según Víctor Beker, director en la Universidad de Belgrano.
El gobierno enfrenta presión para mostrar resultados positivos en la lucha contra la inflación antes de las elecciones. Sin embargo, la falta de mejora en el índice inflacionario está comenzando a afectar la imagen del gobierno. Encuestas recientes indican una baja en la aprobación pública, lo que representa un desafío para Milei. La incertidumbre también se acentúa por negociaciones con el FMI, que podrían introducir cambios significativos en el régimen cambiario.
Por último, el panorama se complica por las expectativas de un potencial cambio en la política cambiaria, que podría llevar a un aumento en la cotización del dólar y generar incertidumbre en el mercado. Estos eventos no solo impactarían en la inflación, sino que además afectarán la percepción pública del gobierno, que, a medida que se acercan las elecciones, enfrenta la crucial tarea de engañar las expectativas sobre el manejo de la inflación y el manejo cambiario.