¿puede Argentina manejarse en un sistema de pesos y dólares?¿Es viable para Argentina operar con pesos y dólares?

La Argentina enfrenta un desafío económico significativo, radicado en su condición de país bimonetario, donde coexisten el peso y el dólar. Según el economista Ricardo Arriazu, los argentinos utilizan pesos para transacciones cotidianas, pero recurren al dólar para proteger el valor de sus ingresos. Esta dualidad es resultado de una larga historia de desequilibrios macroeconómicos, que ha hecho que la población “piense en dólares” como una medida de seguridad económica.

El economista Federico Domínguez argumenta que esta bimonetariedad implica una demanda de pesos extremadamente volátil. Destaca que observar al Banco Central como una herramienta de conversión es crucial, recordando los años de convertibilidad en la década de 1990. A pesar de las corridas cambiarias recientes, que han llevado a la pérdida de más de 1.500 millones de dólares, prevé que la economía se recuperará si se mantiene un crecimiento sostenido.

La analogía de Arriazu sobre la necesidad de contar con unos 35.000 millones de dólares en reservas para enfrentar nuevas corridas sugiere un enfoque cauteloso. Este economista considera que un plan de estabilización debe tener un doble enfoque: controlar la cantidad de pesos en circulación y regular el precio del dólar. En este sentido, el plan del nuevo gobierno, liderado por Javier Milei, se alinea con estas necesidades al buscar un superávit fiscal y controlar la base monetaria.

Es relevante notar que la bimonetariedad no es un fenómeno exclusivo de Argentina. Países como Chile y Perú también han lidiado con esta condición, aunque con diferentes niveles de éxito. En Perú, tras la reforma constitucional de la década de 1990, se logró estabilizar la economía y recuperar la demanda por la moneda local, el sol, tras un despunte inicial hacia el dólar debido a la hiperinflación.

A pesar de los desafíos, algunos pasos ya se están tomando en Argentina hacia un régimen bimonetario más formal. Las empresas pueden realizar transacciones en dólares y se han mostrado precios en esta moneda. Sin embargo, la verdadera transformación requeriría una legislación que permita a los ciudadanos pagar impuestos y contratos en dólares, lo que implicaría una redefinición del carácter forzoso del peso como moneda.

La experiencia de Perú demuestra que un enfoque adecuado hacia la bimonetariedad puede permitir un retorno a la confianza en la moneda local. Así como en Argentina, donde la percepción de estabilidad puede impactar en la demanda de pesos, sería posible, a través de políticas adecuadas, lograr una “desdolarización” y generar confianza en la economía nacional. La clave está en la implementación efectiva de estrategias que equilibren ambas monedas y fortalezcan la estabilidad económica.

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